Historia de amor de mierda

Como todas las historias de amor de mierda, esta comienza con dos seres desesperados por pertenecer a algún lado, caber en los brazos de otro, aunque estos le queden demasiado grandes o muy pequeños. Y termina con los dos anteriores, mucho más deshechos y más inseguros.

Juraron que no se estaban buscando pero cuando encontraron alguien que les soportaba no dudaron en quedarse, haciendo más estorbo que ayudando. Estancando al otro y gritando a los cuatro vientos que era amor, del más puro y sincero.

Los seres humanos, animales sociales, buscan a otros por conveniencia, para saciar esa sed de compañía, y se quedan por costumbre, ya que a pesar de ser adaptables, no hay nada más confortable que la seguridad falsa que da una persona. Ese respaldo inconsciente de que alguien te cuida y no te aborrece.

Las historias de amor de mierda son una mezcla entre codependencia e inseguridad. El codependiente se olvida de si mismo, para preocuparse por los problemas del otro y solucionarle la vida. Es una persona sumamente insegura y con falta de amor propio. Mientras la otra mitad de este amor es alguien problemático que crea la necesidad de su compañía en la otra persona.

Cuando los miras de lejos, parece que son perfectos. Las piezas encajan como si hubieran sido hechas para el otro, pero cuando te acercas se puede ver como se ha roto, poco a poco, una parte para encajar.

Pasan los años y todo va igual, nadie crece ni ama más fuerte, solo hay dos personas queriéndose ir, pero con mucho miedo como para hacerlo. Se consuelan con otras personas y sustancias o la constante fantasía de que todo va a terminar de una manera trágica que los deje como héroes.

Lo bueno es que esta historia de amor de mierda tiene un final, de los dolorosos, que pesan por años, el tipo de final que no te deja dormir y tampoco despertar. Mucho menos vivir. Es de esos finales cortados con un cuchillo sin filo.

 

Deja un comentario